Nosotros pensábamos que en nuestras clases enseñábamos arte, técnicas para aprender a moldear la cerámica y creábamos espacios de entretenimiento para silenciar, durante un rato, las preocupaciones y deberes de nuestra atareada vida.
Se ve que hacemos mucho más. Podríamos ser becarios de la NASA sin despeinarnos demasiado y, por lo tanto, vosotros seríais aprendices de becarios de la NASA. Pero ni una cosa ni la otra.
¿Que a qué viene todo esto? Quédate un ratito que te lo cuento. Una de las propiedades más características de la cerámica es la gran resistencia que tiene este material a las altas temperaturas. ¡Tanto es así que solo haciendo unas pequeñas modificaciones en las bases fibrosas de la arcilla se puede conseguir que resista a temperaturas de hasta 1600oC!
Es por esto que los transbordadores espaciales de la NASA están hechos de pequeñas baldosas, casi como un mosaico, para proteger las naves de las temperaturas extremas del despegue y aterrizaje. Si no fuera así, la nave ardería del mismo modo que lo hace un meteorito al penetrar en nuestra atmósfera.
Estas características idóneas para salir a conquistar el espacio no las tienen otros materiales como por ejemplo el aluminio, que aún siendo bastante resistente empieza a tener deterioros considerables a los 175 ºC y a causa de la fricción de la velocidad que alcanzan las naves. Paradógicamente, las baldosas aeroespaciales están casi vacías por la porosidad característica de la arcilla (solo el 7% de la pieza es material) y es justamente esto lo que hace de la cerámica un elemento perfecto para el espacio. Ya que gracias a su poca densidad el calor no se concentra en el núcleo del material, sino que se disipa rapidísimamente a la superficie de la pieza.
Parece increíble que el material con el que conquistamos el espacio haya convivido con nosotros desde que empezamos a ser humanos. La cerámica nos ha acompañado a lo largo de la historia y también ha crecido con la humanidad. Pero para nosotros es algo mucho más íntimo, algo con lo que nos expresamos y nos sentimos libres, así que si quieres descubrir este mundo, y nunca mejor dicho, ¡no te lo pienses y ven a Terra i Pell!